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I GUE L
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A LOMO
proyectos experimentales tan extremos
y casi de desafío filosófico como el del
Sea Suite, un hotel sumergido en aguas
poco profundas, o el Galactic Suite, el
primer hotel espacial y probablemente
su diseño más mediático en los últimos
tiempos con el que plantea la posibi-
lidad de poner astronautas-huéspedes
en órbita alrededor de la Tierra. Más de
aquí y ahora es la ampliación del Pala-
cio de los Patos para la cadena Hospes,
en Granada, o esta misma aventura del
Acta Mimic con el que refuerza su posi-
ción de arquitecto experiencial.
L EGADO DE CONV I VENC I A
Y AMB I ENT E DE S ENFADADO
Antiguo cine Colón cerrado en 1945,
galerías comerciales después, edificio
‘okupado’ ocasionalmente, ruina aban-
donada a su suerte… Una vida predes-
tinada a salir de este desamparo gracias
a la imaginación de Claramunt, cuya
estrategia a seguir junto con su estudio
Equip tuvo en esta ocasión la voluntad
de conservar la fachada noucentista, no
protegida, firmada por Josep Plantada
en 1923 para el viejo teatro. No queda
ahí el homenaje sino que encontró en
primera instancia la original ejecución
de salvaguardarla mediante un telón
de vinilo tensado a modo de piel y de
superficie anunciadora. Pasó por ser el
único edificio del país en recubrir su ar-
quitectura con una lona de impresión
digital, no de manera provisional sino
como recurso más o menos permanen-
te en el que poder fijar patrocinios u
obras artísticas concretas. En las facha-
das delantera y trasera se trasplantaron
los vibrantes dibujos del pintor gallego
Héctor Francesch: un paisaje espacial
y futurista algo surreal mezclaba en la
cara de la calle Arc del Teatre platillos
volantes con elefantes, hombres-rana
con semáforos convertidos en colum-
pios; en la posterior, el mismo horizon-
te urbano se tiñó de azul para ilustrar
días de pop radiante. Era la imagen del
hotel “escandaloso y exhibicionista” que
Claramunt quiso. Abajo el telón. Sin em-
bargo, aquel recurso de piel digital fue
retirado por orden del Ajuntament de
Barcelona y hoy el edificio vuelve a lu-
cir toda su desnudez primigenia pero
sumada al contraste de la nueva inter-
vención arquitectónica.
Salvada la fachada histórica, brotó del
solar resultante entre medianeras una
nueva planta de vidrio contenedora del
cuerpo habitacional y concebida como
una especie de estantería metálica en la
que cada una de las estancias ocupa su
sitio. A los cinco niveles de habitaciones,
hay que sumar dos más perforados en
el subsuelo: uno destinado a 15 plazas
de garaje con acceso directo desde den-
tro, el otro ganado en planta baja para
lograr un porche y un patio trasero con-
vertido en espacio multifunción de 600
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divididos en jardín, bar, restaurante,
salón de té y distintas áreas de descan-
so y charla. Como las casas colindantes
y del casco antiguo, los patios de luz
sirven para iluminar las zonas ocultas al
exterior. En este caso, la parte inferior
del edificio se enciende gracias al uso
de las claraboyas o incluso por la acción
de la escalera blanca y translúcida de
la cafetería. Con todo y eso, un nivel
más sobrevuela en la planta superior
el puerto de Barcelona, el monumento
a Colón y la montaña del Tibidabo.
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